Del por qué el Medialab no cuaja en europa
En La Vanguardia, una muy buena columna sobre las razones del por qué es absurdo querer crear un Medialab europeo...
El triunfo de lo mediocre
EVA ROSADO CALVO - 16/02/2005 - 11.47 horas
Barcelona
Cuando aún no hacía ni un mes que el Media Lab Europe anunció que cerraba sus puertas por falta crónica de financiación, la Comisión Barroso propuso crear un instituto europeo de tecnología, al estilo del estadounidense Massachusetts Institute of Technology (MIT). Su objetivo es "atraer a los mejores cerebros, ideas y empresas de Europa".
Es una noticia sorprendente. Y más aún si se tiene en cuenta que la clausura del centro irlandés de investigación sobre tecnología digital -que abrió sus puertas hace 5 años precisamente auspiciado por el propio MIT- pareció demostrar el fracaso del modelo americano en Europa.
Sería bueno preguntarnos por qué una propuesta de investigación e innovación multidisciplinar consolidada en EE.UU. fracasa en el extranjero. Por qué el MIT estadounidense se mantiene en un 90% con los fondos de empresas patrocinadoras (8 multinacionales y diversas instituciones públicas) y, sin embargo, en Irlanda, el Media Lab fue prácticamente incapaz de atraer y mantener la inversión de compañías privadas para el desarrollo de sus proyectos. Quizá algunas de sus ideas (sólo algunas) no eran tan pragmáticas o no estaban tan enfocadas a la explotación comercial como las del MIT. Pero no sería justo limitarse a este tipo de análisis.
Es evidente que la crisis de las “.com” -que comenzó a gestarse justo después de la apertura del centro- tuvo mucho que ver. Pero los expertos han apuntado también a otros motivos. Uno de ellos, la cultura empresarial de riesgo cero y de reclamo de rentabilidad inmediata, cuando estos conceptos son prácticamente incompatibles con los de experimentación e investigación a fondo. Otro, el patriotismo de muchas de las sedes de multinacionales tecnológicas, que se hallan en EE.UU y prefieren fomentar el I+D en su propio país: la filial europea, en este caso, se encuentra maniatada.
Algunos tuvimos el honor de escuchar el pasado noviembre en Barcelona a la artista e investigadora Rebecca Allen, que nos reveló las últimas líneas de estudio del Media Lab Europe y nos hizo confiar en que todavía existían lugares en los que el talento se imponía al dinero. Ojalá una nueva propuesta europea de este tipo prosperase. Pero la perspectiva de hacerlo dirigiendo de nuevo la mirada al otro lado del Atlántico no parece demasiado alentadora.
Necesitamos nuevas estrategias que se ajusten a nuestra propia realidad. Necesitamos también confianza, tener la seguridad de que los grandes proyectos no son grandes desde sus inicios, sino que necesitan de trabajo duro y perseverancia. Sólo así conseguiremos imponernos al triunfo de lo mediocre, la típica fórmula sin riesgo que parece asegurar el éxito cuando lo único que consigue es potenciar la monotonía y anular la creatividad.
Si alguien encontrase estas cosas, le daría mis más sinceras felicitaciones. Y de paso, me tomaría la libertad de recordarle que dicen que en Barcelona hay un distrito tecnológico, deseoso de albergar nuevos proyectos...
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