lunes, octubre 24, 2005

El necesario cambio de modelo económico

por Ramon

En La Vanguardia, suplemento Dinero, el domingo pasado ponderado comentario de Antonio Argandoña, profesor de IESE; sobre las taras del modelo económico español, basado en el ladrillo, la financiación alegre del consumo familiar y las espantables consecuencias a lo que ello puede dar lugar... y la dificultad del necesario cambio de modelo que habrá que afrontar.

Lo que algunos llaman el modelo económico español es, ante todo, una revolución financiera, que afecta sobre todo a las familias, y cuyas consecuencias aún estamos intentando evaluar, antes de que la próxima recesión nos suma en el desconcierto. Las familias están mucho más endeudadas que hace años: esto es lógico, dados los tipos de interés más bajos. El nivel de endeudamiento, en proporción a la renta de las familias, es ya muy alto, casi tanto como el de los países anglosajones, y por encima del de los europeos continentales. Pero también el nivel de riqueza de esas familias ha crecido mucho, de modo que la proporción deuda/ riqueza es aún moderada.
Pero:

...la revolución financiera ha aumentado los riesgos de los hogares. El riesgo de una caída de la renta -por ejemplo, por una recesión-, que afecta sobre todo a las familias jóvenes. (el enlace es nuestro) Y el riesgo de una subida de tipos de interés, que afecta a casi todas las familias, porque una parte importante del crédito al consumo (las tarjetas, por ejemplo) y la casi totalidad de las hipotecas son a tipo variable. Y el mordisco que notarán las familias cuando empiecen a subir los intereses va a ser notable. Y como es probable que los tipos empiecen a subir pronto, vayamos haciéndonos a la idea de que el consumo se tendrá que moderar rápidamente. El que avisa no es traidor.


Su conclusión:

Primero: es lógico e inevitable que nuestro modelo se haya basado, en los últimos años, en el consumo y la vivienda, y soñar que pueda ser distinto, de manera duradera, tiene algo de utopía. Y segundo: los modelos productivos se determinan por el lado de la oferta; por tanto, la discusión debe ser sobre la oferta de factores productivos (tecnología, inmigración, dotación de capital, educación), más que sobre los determinantes del lado de la demanda.