domingo, septiembre 19, 2004

El sector audiovisual como punta de lanza

Manuel Castells escribe un interesante artículo sobre el valor estratégico del sector audiovisual en los tiempos que corren. Muy interesante la idea de que " la producción y distribución audiovisual es el núcleo esencial de las informaciones con que nos movemos y las imágenes y sonidos con los que poblamos nuestra mente. Las industrias culturales en el mundo son hoy día más creadoras de valor que la mayoría de los otros sectores industriales o de servicios."

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El león de la Metro

MANUEL CASTELLS - 18/09/2004

El león de la Metro que puebla nuestras películas desde tiempo inmemorial ya es japonés. O al menos tan japonés como Sony, que lo acaba de comprar por 4.800 millones de dólares en alianza con la empresa de cable Comcast y un grupo de inversores. MGM era el último gran estudio de cine independiente de Hollywood. Y aunque todavía quedan algunos pequeños estudios, como el innovador Dream Works de Spielberg, son poco rentables y tienen que colaborar con los grandes para sobrevivir. La producción cinematográfica, como la audiovisual en general, está acentuando su concentración oligopólica. Los siete grandes grupos globales de multimedia concentran el 80% de los ingresos de la industria del entretenimiento audiovisual en el mundo y una buena parte de la producción editorial. Sólo tres son estadounidenses (AOL-Time Warner, Disney y Viacom). Bertelsmann es alemán, News Corp (Murdoch) es legalmente australiano, Sony es teóricamente japonés y Vivendi encarnaba la alternativa francesa antes de quebrar y entrar en el actual proceso de venta a trozos (NBC ya compró los famosos estudios Universal, la joya de la corona del arrogante Messier). Pero en realidad son todos globales. Gestionan desde Nueva York, Los Ángeles, Tokio, Sydney, Londres, París y Gutersloh (Bertelsmann). Producen en donde hay infraestructura y recursos humanos y distribuyen en todo el mundo. Sus alianzas con grupos regionales o nacionales extienden la red concentrada del multimedia a todas las áreas, y también a España, como demuestra Manuel Campo Vidal en su reciente tesis doctoral sobre los medios de comunicación en nuestro país. Claro que la mayoría de las películas producidas en el mundo no son norteamericanas. De hecho, el primer productor mundial por número de películas es India, y China el tercero, tras Estados Unidos, cuya producción es menos del 20% del total de las películas. Pero los estudios de cine de ese país ingresan un 45% de las ventas globales.

Ahora bien, la concentración del negocio de multimedia no equivale, como se suele decir, al imperialismo cultural. La diversidad cultural no desaparece en nuestro mundo, sino más bien se acentúa, según los datos de la encuesta mundial de valores de la Universidad de Michigan. Y el interés de las empresas multimedia no es propagar una determinada cultura, sino vender, comercializando todas las culturas y ajustándose a la demanda de cada mercado. Más aún, hay áreas geoculturales, como América Latina y el mundo de habla castellana, en donde son empresas de la región las que tienen el liderazgo en la televisión. Además del control mayoritario de los mercados nacionales de televisión, que es una regla general en todos los países, empresas como Televisa o Globo compiten con las productoras estadounidenses, incluido el mercado hipano en Estados Unidos. Y las productoras de México, Venezuela, Brasil o Argentina están ganando partes de mercado global en productos tan comerciales como las telenovelas. Los conglomerados multinacionales se adaptan a las identidades culturales nacionales o regionales. Así, Star TV de Murdoch produce en hindi y en tamil en India en torno a temas locales. Y lo mismo en mandarín o cantonés para el mercado chino, con programas y películas adaptadas a cada región. MTV, el líder de televisión musical en el mundo, mezcla el world beat (los éxitos mundiales) con producciones musicales propias de cada cultura. Las noticias son cada vez mas globales, pero cada vez menos controladas por la CNN. La BBC es hoy día la principal fuente de noticias globales. Y a ello se añade Euronews y las distintas programaciones internacionales de 24 horas de televisiones nacionales, japonesa, china, francesa, italiana, alemana, española, catalana y demás. Al Jezira se ha hecho emblemática como fuente alternativa de información para el mundo árabe y ahora empieza una programación en inglés.

O sea, que se da a la vez una extraordinaria concentración económica de los medios de comunicación y una creciente diversidad cultural y de fuentes de información para adaptarse a la diversidad social y a la creciente capacidad de la gente de buscar otras fuentes de entretenimiento e información. Cuando Disney se negó a distribuir Farenheit 911 de Michael Moore por su contenido político, otra red de distribución se hizo cargo, con gran éxito comercial. El incentivo de los beneficios económicos es más importante que las motivaciones políticas, aunque éstas siempre están presentes en todos los medios, tanto en Estados Unidos como en España.

Lo que parece claro es que la producción y distribución audiovisual es el núcleo esencial de las informaciones con que nos movemos y las imágenes y sonidos con los que poblamos nuestra mente. Las industrias culturales en el mundo son hoy día más creadoras de valor que la mayoría de los otros sectores industriales o de servicios. De ahí que, tanto en términos de autonomía cultural e informativa como de prosperidad económica, el sector audiovisual ocupe un lugar estratégico en las inversiones de cada país. No es éste el caso en España y en Catalunya. Las ayudas oficiales al cine suelen concebirse como donativos culturales. Los buenos profesionales que tenemos trabajan en condiciones precarias cuando trabajan, excepto cuando son reconocidos en el mercado global. Los condicionamientos políticos de los medios son con frecuencia asfixiantes. La telebasura predomina y además fracasa comercialmente. Y sin embargo, cuando hay proyectos innovadores, como el que (con todos sus límites y problemas presupuestarios) representa TV3, se observan resultados de calidad al mejor nivel internacional. Pero el hecho básico es que todas las grandes cadenas de televisión, en España y en el mundo, pierden audiencia ante la diversidad creciente de los medios. La frontera actual de la producción audiovisual está en un sistema flexible y emprendedor capaz de adaptarse continuamente al cambio cultural y a la demanda social. Un sistema audiovisual dinámico no puede encerrarse en fronteras protegidas, necesita competir en el mercado global, con unas señas de identidad propias. Y necesita apoyarse en sistemas de producción locales, como podría ser el proyecto de industria audiovisual localizado en el 22@ de Barcelona, con el liderazgo de la Universitat Pompeu Fabra.

Los lamentos sobre la dominación cultural norteamericana, además de simplificar la compleja interacción entre el negocio global y el mercado local, desvían la atención de la cuestión esencial: la frustración del potencial propio existente, en Catalunya y en España, para crear, producir y distribuir en la industria más importante de nuestro tiempo.


por Oriol Lloret Albert