Periodismo distributivo: un buen resumen de las ideas de Dan Gillmor
¿Periodismo participativo o periodismo distributivo?
Miguel Wiñazki. Mwinazki@clarin.com
Hay un texto revolucionario en Internet escrito por un analista fascinante
llamado Dan Gillmor. Es un e-book y está en la red. Se llama ³We the Media:
Grassroots Journalism by the People, for the People², es decir, ³Nosotros
los medios: las raíces del periodismo, por la gente y para la gente². La
tesis central es simple y apabullante: avanzamos hacia un mundo en el que
las noticias no necesitarán de los diarios para difundirse, ³News without
newspapers² (noticias sin diarios).
³Algo profundo está ocurriendo², dice Gillmor. Las audiencias dejan de ser
receptoras de noticias para ser a la vez productoras y emisoras de
información. El crecimiento exponencial de los blogs, de los celulares
personales como máquinas de captar y comunicar imágenes y mensajes, genera
cada día un flujo de noticias lateral, y de pronto autónomo, al que se
emiten desde los centros ³autorizados² para informar, o sea: las empresas
periodísticas mismas.
Estaríamos asistiendo al crepúsculo del periodismo distributivo, de las
noticias difundidas desde centrales profesionales, para arribar, según
Gillmor, al amanecer del ³periodismo participativo², o de un periodismo sin
periodistas profesionales. En ³The Wall Street Journal² el analista Glenn
Harlan Reynolds, escribió el domingo 5 de junio un artículo en el que
consigna está transformación, allí destaca que un blogger puede tener sus
propios corresponsales en Ucrania o en Indochina y, si pretende, puede estar
informado e informar prescindiendo de los medios tradicionales.
Pero hay pociones mas moderadas que las de Gillmor, en realidad, ³The Wall
Street Journal² considera que está revolución puede salvar a los medios,
optimizar la información, obligar a ³rechequeos² permanentes, a coproducir
entre los ciudadanos y los periodistas profesionales una información mejor.
¿Por qué y cómo? En otro libro interesante llamado ³The Vanishing Newspaper²
(El desvanecimiento de los diarios) el analista Philip Meyer consigna que un
informe del año 2000 muestra que el 78 por ciento de los nuevos periodistas
contratados por las compañías de medios, proviene de las carreras de
periodismo universitario. En el caso específico de los programas noticiosos
de TV, el 94 por ciento provienen de las carreras de periodismo.
En España, en Latinoamérica en general y en la Argentina, la tendencia es la
misma. Cada vez se requieren más profesionales que manejen habilidades
específicas para informar, desde las tecnológicas, hasta las propiamente
periodísticas. ¿Cómo se articula ese mundo no-profesional (según el canon
periodístico) cívico y emisor de información con esta demanda acentuada de
profesionales universitarios con formación focalizada por parte de las
empresas periodísticas?
El periodismo participativo que conceptualiza Gillmor es una ola que no se
detiene pero que no es autosuficiente. ¿Cómo se chequea que las noticias
emitidas desde un blog sean verdaderas y no falsas? ¿Cómo se mide la calidad
periodística en un mundo de noticias capilarmente extendidas, lateralmente
diseminadas, en un nuevo escenario sin periodistas y sin medios
periodísticos tradicionales?
Se dirá, lo cual no es un dato menor, que la sucesión de fraudes
periodísticos detectados en los medios tradicionales, indica precisamente
una crisis en ese sentido enclavada en el corazón de la prensa en sus
formatos usuales e históricos.
Precisamente, la hipótesis de Harland Reynolds en ³The Wall Street Journal²,
es que el público en general, sigue manifestando el deseo de informarse a
través de los medios históricos, pero controlándolos cada vez mas,
incluyéndose de alguna manera en su confección, criticándolos desde los
blogs, interactuando vía e-mail con los periodistas, articulando ese mundo
informativo no formal, con el formal, generando un neo periodismo
distributivo y participativo a la vez, en el que la linealidad de la lógica
emisión recepción, será -y ya fue si se quiere- superada por un flujo
bidireccional en el que emisores y receptores cambian roles todo el tiempo,
mejorando así la calidad informativa general.
No es que los fraudes no existieran antes, sino que las audiencias ejercían
menos control sobre ellos.
Es una hipótesis. La respuesta vive aún en el futuro.
por Oriol Lloret Albert
<< Home