jueves, julio 28, 2005

Los Tal, los Cual y su compromiso con el futuro

Liderazgo y sociedad civil y emprendedora en Catalunya

por Ramon

Después de cinco años sin acercarme por allí, el pasado fin de semana estuve en la Playa de Fenals, junto a Lloret. Hasta el año 2000, entre muchos bloques de apartamentos, todavía se conservaba una amplia extensión de terreno con algún huerto, una pequeña masía y muchos pinos junto al mar, tan sólo un recuerdo de lo tranquilo que aquello fué muchos años atrás. Comparado con lo que hay ahora, sin embargo, el 2000 era un maravilla. Semejante culminación del desastre urbanístico de Lloret me dió que pensar en Los Tal, en los Cual y en la forma en que administran sus finiseculares fortunas.






En efecto, buena parte de los bosques de Fenals pertenecían a la conocida familia barcelonesa de los Tal que decidieron venderse el patrimonio amasado por los abuelos en forma de urbanizaciones, con la aquisciencia de los sucesivos ayuntamientos de distinto color que ha habido en Lloret. Muy cerca de la finca de los Tal estaba la de los Cual, el fundador de cuya dinastía, en el textil, fué un personaje capaz de desvivirse por el conocimiento no sólo de su trabajo sino también de otras áreas. Así, invirtió mucho dinero y tiempo en crear un Jardín Botánico excepcional que se ha librado por muy poco de convertirse en una promoción aterradora de 311 casas, hoteles de lujo y costa machacada (aparte de la desaparición del conocimiento acumulado en la clasificación y ordenación de especies botánicas). No sé si con el acuerdo de sus descendientes.

Al poco de regresar a Barcelona me encuentro con que convertirán en hotel de lujo el edificio familiar del emprendedor barcelonés y leyenda urbana Dr. Andreu, millonario a base de pastillas contra la tos, urbanizador del Tibidabo, promotor de su tranvía azul, impulsor de la electrificación en Catalunya y pionero de la industria farmacéutica en España.

No sé por qué me dió en pensar que había un patrón común que conectaba todos estos acontecimientos. Los Tal, los Cual y los TalyCual, cuando llega determinada generación hacen dinero… vendiéndose el patrimonio de los abuelos quizá porque es lo más fácil y lo que menos esfuerzo, capacidad e imaginación requiere. Y también había analogías en la diferente percepción que tienen iniciadores y descendientes respecto al impacto de sus acciones sobre el territorio o, en general, al resto de la sociedad.

Algunos han querido ver la misma lógica de abandono en recientes ventas empresariales. Probablemente no sea tan dramático (por cierto que buscando referencias me encontrado con otro cruce entre esa empresa y sensibilidad con el entorno humano y natural )

En unos casos más que otros estos indicios dan que pensar sobre el compromiso de los Tal, los Cual y los TalyCual con el país (cuando menos con su paisaje) y con su futuro. Me consta que algún Tal, algún Cual y algún TalyCual han seguido en el negocio familiar, lo han intentado salvar, lo han reflotado o incluso lo han conseguido reconvertir. La mayoría ha oscilado entre formarse como administradores tras su obligado paso ritual por IESE o ESADE, dedicarse a actividades no emprendedoras o simple y llanamente a la buena vida. Son opciones individuales válidas. Visto en global, quizá apunten a un natural cansancio, al inicio de una fase de relevo.

El fenómeno no sería preocupante si uno viera claramente una nueva generación de emprendedores que no se llamara ni Tal, ni Cual, ni TalyCual.

De los que han surgido como “nuevos” me encuentro con algunos (impagable estilo ASCA el de La Vanguardia) sin relación con los Tal, ni con los Cual ni los TalyCual. A los Nueno Boys no sé si contarlos entre los nuevos o viejos, entre los emprendedores o entre los simples administradores de lustre. Incluso hay quien malévolamente señala que entre ellos los hay que solo se han convertido en “nuevos” en buena parte por cierta proximidad familiar con gobiernos anteriores. En cualquier caso, parece que los que salen en la prensa andan en sectores no exclusivamente de conocimiento. Y no veo que dejen sus "monises" en proyectos de innovación y cambio. No tenemos unos Wallenstein como en Suecia, capaces de dedicar sumas importantes de dinero a proyectos de innovación estratégicos para su país.





Hay otros casos de “nuevos” y jóvenes de los que cita la prensa como promesa de la nueva sociedad civil que me llaman la atención. Por ejemplo, el de Laporta, el actual presidente del Barça aliado con personas como Ferran Soriano que después de montar una empresa como DiamondCluster de cierta relevancia mundial y vendérsela prefirieron dedicarse a pilotar una máquina de hacer dinero como el Barça antes que entrar en nuevas actividades productivas, de conocimiento o respaldar proyectos de innovación estratégicos.

En general, parece como si todos (a) esperaran que algún otro lo haga (b) que lo haga el gobierno (c) que lo haga "La Caixa" o (d) ni siquiera piensa en algo más que su propio negocio.

Como decía el viejo chiste de Eugenio. “Vale, pero ¿Hay alguien más?”. Creo que sí: agazapados en la brega diaria, lejos de los periódicos, cerca del conocimiento y lanzados hacia el exterior, deben estar los miembros del futuro “Quién es quién” de BCN. Los buscaremos con lupa y los daremos a conocer.

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