Carta de un amigo que se fue de vacaciones y no volvió
por Ramon
Inseguras ha vuelto de unas vacaciones más largas de lo esperado.
Ivan se nos fué a China y alguna cosa nos contará de qué ha visto allí, Oriol anduvo por Catalunya desconectando en casas rurales y yo me volví al Egeo a meditar entre cabras y chumberas y alguna que otra horda de turistas.
A la vuelta nos hemos encontrado Barcelona en el típico estado catatónico de Agosto y con muchas lacras directamente al aire, como la degradación de Ciutat Vella, otro síntoma más, quizá, de que en su momento se optó por un modelo de ciudad turística que luego, parece, se ha descontrolado. Claro, la clase política utiliza todo lo que está medianamente mal para ponerse a parir los unos y los otros o sea que seguro que algunos de los problemas recientes se siguen sobredimensionando y no se atacan los cambios más profundos en las actitudes, mapas mentales y preeminencias generacionales necesarios.
Por la coincidencia en el tiempo y por lo que destila el mail que por sorpresa me encontré en mi bandeja de correo entrante ayer mismo, lo voy a reproducir aquí tal cual. Procede de un viejo amigo del que sólo sabia que se marchó a Inglaterra por unos meses a probar suerte, harto de no despegar en Barcelona. Una persona creativa y que yo recordaba muy metida en los ambientes radicales de izquierda.
Os traduzco del catalán la parte que hace referencia a Barcelona. Apunta a algunas enfermedades barcelonesas más profundas que la simple suciedad de las calles e indica la percepción de la situación local por parte de un número creciente de jóvenes y no tan jóvenes. Contiene simplificaciones y descalificaciones personales a la clase política e intelectual del país de un cierto grosor, propia de los textos que van a circular en correspondencia privada. Las mantengo porque de lo contrario quizá se perdería el tono urgente e indignado del texto, no porque comparta necesariamente la forma en que se expresan. Prescindiendo de estos extremos, creo que hay un argumento subyacente aprovechable, como mínimo para empezar la discusión esta temporada.
Ahí va, pues:
En fin, yo todavía estoy digiriendo este mail y lo comparto con vosotros para ver qué le sacamos de válido y cómo contrastamos el malestar que trasluce.
Inseguras ha vuelto de unas vacaciones más largas de lo esperado.
Ivan se nos fué a China y alguna cosa nos contará de qué ha visto allí, Oriol anduvo por Catalunya desconectando en casas rurales y yo me volví al Egeo a meditar entre cabras y chumberas y alguna que otra horda de turistas.
A la vuelta nos hemos encontrado Barcelona en el típico estado catatónico de Agosto y con muchas lacras directamente al aire, como la degradación de Ciutat Vella, otro síntoma más, quizá, de que en su momento se optó por un modelo de ciudad turística que luego, parece, se ha descontrolado. Claro, la clase política utiliza todo lo que está medianamente mal para ponerse a parir los unos y los otros o sea que seguro que algunos de los problemas recientes se siguen sobredimensionando y no se atacan los cambios más profundos en las actitudes, mapas mentales y preeminencias generacionales necesarios.
Por la coincidencia en el tiempo y por lo que destila el mail que por sorpresa me encontré en mi bandeja de correo entrante ayer mismo, lo voy a reproducir aquí tal cual. Procede de un viejo amigo del que sólo sabia que se marchó a Inglaterra por unos meses a probar suerte, harto de no despegar en Barcelona. Una persona creativa y que yo recordaba muy metida en los ambientes radicales de izquierda.
Os traduzco del catalán la parte que hace referencia a Barcelona. Apunta a algunas enfermedades barcelonesas más profundas que la simple suciedad de las calles e indica la percepción de la situación local por parte de un número creciente de jóvenes y no tan jóvenes. Contiene simplificaciones y descalificaciones personales a la clase política e intelectual del país de un cierto grosor, propia de los textos que van a circular en correspondencia privada. Las mantengo porque de lo contrario quizá se perdería el tono urgente e indignado del texto, no porque comparta necesariamente la forma en que se expresan. Prescindiendo de estos extremos, creo que hay un argumento subyacente aprovechable, como mínimo para empezar la discusión esta temporada.
Ahí va, pues:
Por lo que hace a dejar Barcelona, aunque que duele decirlo, te lo recomiendo: HAZLO, este minúsculo país (Catalunya) no nos merece. No ha hecho ni hace nada por retener a las persones con talento e ideas… y muy pronto (si no está pasando ya) no será capaz de retener ni tan sólo a los que trabajan. Yo he tardado mucho en dar el paso pero soy feliz como hace tiempo que no lo era. Y eso que no tengo todavía las comodidades que tenía en casa: ahora gano menos, trabajo más horas y comparto una casa con tres personas más.
Una de las primeras cosas que estoy descubriendo es lo bien que sienta ser libre. Nuestros “progres” e intelectuales (desgraciadamente el principal problema de Catalunya mucho más que los fachas del PP o los carcas de CiU, que son los dos unos folclóricos), creen que con la libertad política que se consiguió con la transición ya hay bastante. ¿Pero y la libertad individual? Aquí la estoy encontrando. Puedes cambiar de trabajo con una facilidad increíble. Todo el mundo lo hace y nadie se extraña: uno o dos años en un trabajo y a buscar otro. Si hay que mudarse a otro ciudad, ¡Pues te mudas!. No es como en casa donde todo el mundo se aferra a su silla. Desgraciadamente con la combinación de alto nivel de paro + ganas de hipotecarse la vida que tenemos en casa, poca movilidad puede darse.
Otra cosa admirable de Inglaterra es el hecho de ser un país meritocrático y esto de verdad que es un gusto. En Barcelona puedes trabajar tantas horas y tan bien como quieras que, indefectiblemente, llegará el típico lameculos y te pasará por delante.
Tenemos lo que nos merecemos como Clos (y el Estatuto: vaya espectáculo más penoso), no es más que un alcalde mediocre en una ciudad y una sociedad en rapidísima decadencia.
Estoy seguro que lo mejor, de momento, es largarse y no dejarse arrastrar. Creo que estamos en la misma situación que Francia. Desgraciadamente nuestras elites siempre han mirado a Francia y nunca a Inglaterra o a los Estados Unidos, por eso estan obsesionadas en crear burocracias, mitos nacionales, intentar regularlo todo y no tienen ningún tipo de interés en crear personas libres y se dedican a dar las culpas a los otros. Para los franceses la culpa en los 80 era de los españoles porque entramos en la CEE, en los 90 era de los inmigrantges marroquíes y ahora es de los inmigrantes polacos y de la globalización. Los catalanes seguimos teniendo como desde hace tres siglos una “cabeza de turco” perfecta para no hacer frente a nuestros problemas: “la culpa es de Madrid y de los inmigrantes”.
En fin espero poder verte en Barna por la Mercé, tomarnos unas cervezas y comentar la jugada.
Una abrazo
S.
P.S.: Resulta curioso que haya desaparecido del uso un refrán tan certero y recomendable como era el de “roda el món i torna el Born” y se haya impuesto un eslogan tan idiotizante como “Barcelona, la millor botiga del món”.
En fin, yo todavía estoy digiriendo este mail y lo comparto con vosotros para ver qué le sacamos de válido y cómo contrastamos el malestar que trasluce.
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